La recién renovada delegación de Tecnología y Servicios de Sorigué en Badalona ratifica el compromiso medioambiental de la compañía y su implicación en la protección de la salud laboral. Los tres ejes fundamentales de la reforma, emprendida entre marzo de 2019 y mayo de 2020, han sido la mejora de la eficiencia energética, la optimización del almacén y la adecuación de las áreas comunes a los protocolos de seguridad exigidos frente a la pandemia por la Covid-19.
 

Ubicado en la calle Progrès de Badalona, Barcelona, el edificio ha estado 15 meses en obras, ya que se buscó que la actividad laboral nunca se viera interrumpida. De esta forma, fue necesaria la continua redistribución de personas, equipos y materiales a lo largo del proyecto. 
 

Construida en 1978 y adquirida por la empresa en 2000, la parcela de 3700 m2 está compuesta por un almacén de 2600 m2 cubiertos, un área externa de 900 m2, una zona de distribución de 200 m2 y una primera planta de 943 m2 ocupada por oficinas y vestuarios. 
 

El resultado de los trabajos: un edificio eficiente y capaz de hacer frente a los retos epidemiológicos actuales, consolida a Sorigué como empresa referente en el diseño y construcción de edificios propios eficientes y con altos estándares de sostenibilidad ambiental.
 

El aprovechamiento de energías renovables y la búsqueda de una mayor eficiencia energética fueron claves en la reforma del edificio que, gracias a sus nuevas infraestructuras, cuenta con la certificación energética A y el sello BREEAM con calificación de “muy bueno”.

Entre otras medidas, destaca la instalación de 130 paneles solares en la cubierta y el montaje de un tejado vegetal para mejorar el rendimiento de las placas fotovoltaicas. Con una potencia total de 42,525 KWp, los trabajos en esta planta supondrán una reducción aproximada de 18,8 toneladas métricas de dióxido de carbono por año. Simultáneamente, se puso en marcha un equipo de energía aerotérmica para el abastecimiento de agua sanitaria caliente en sustitución de la antigua caldera de gas. 
 

Junto con estas instalaciones, la propuesta de ahorro energético se complementó con un sistema de temporizadores que reducen el consumo de electricidad y agua, así como con la instalación de varias claraboyas que dejan entrar la luz natural para aprovechar las horas de sol y disminuir la dependencia de la iluminación artificial. El complejo cuenta, además, con diez puntos de carga para coches eléctricos y una preinstalación preparada que podrá albergar hasta 30 vehículos. 
 

En lo que a la optimización de las operaciones logísticas se refiere, se construyó una explanada de 2800 m2 libres de obstáculos que integra los 900 m2 ya existentes con 1900 m2 más de nueva creación. Esta ampliación supone una notable mejora de las operaciones de carga y descarga al permitir una mejor redistribución de materiales y furgones, y ha permitido habilitar más plazas de aparcamiento para los vehículos requeridos por los diversos contratos.
 

Finalmente, atendiendo a la necesidad de adaptación a los protocolos de seguridad para la prevención de la Covid-19 y con el fin de garantizar el debido distanciamiento social, se aprovechó la obra para ampliar y redefinir espacios comunes. Con este objetivo, se construyeron dos vestidores masculinos y uno femenino, y se adecuaron nuevas oficinas en la planta superior para que los equipos de trabajo pudieran redistribuirse y reagruparse por departamentos. Además, se instaló una pantalla táctil para visualizar y gestionar el personal sin necesidad de contacto.